San Francisco
Isaac fue más que José Iturria y conservó el título ligero en decisión unánime de los jurados.
Por Andrés Mooney
Isaac Casco (7-3-3) obtuvo en forma unánime la victoria que lo mantiene como campeón cordobés del peso ligero. Tras ocho capítulos, los jueces marcaron un claro triunfo a favor del rey cordobés ligero: Gabriel Tavella 79 1/2 - 75 1/2, Luis Malagueño 78 1/2 - 75 y Argentino García 79 1/2 – 75.
Dicen que cuando uno aspira a ser campeón y esa presea está en manos de alguien, debe hacerse más de lo habitual para llevarse el triunfo. Al campeón hay que destronarlo, debe dejarse en claro que uno merece un campeonato. Y por eso Casco mantuvo su condición e Iturria (5-10-1) volvió a Córdoba con las manos vacías. Porque, más allá del boxeo ciencia donde contabilicemos golpes a favor y en contra de alguno, el local combatió como si fuera él quien buscaba la corona: tomó el centro el ring y soltó más golpes que su adversario.
Un José Iturria errático, que jamás encontró la distancia adecuada, pareció sin resto físico luego de la quinta vuelta y quizá le pesó su primera incursión en una pelea a ocho asaltos. Supo conectar algunos cruzados netos pero que no logró acompañar con otro envío como para conmover al campeón. De a ratos, aunque esporádicamente, ensayó un Jab que fue efectivo pero inconstante.
Isaac Casco fue un laburante. Salió a trabajar sobre el ring y durante los ocho asaltos tiró golpes. La izquierda como arma inicial, fue acompañada de rectos de derecha y golpes curvos que, entre tantos, uno llegaba a destino. Así, supo en la cantidad encontrar la vía del triunfo.
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