Segundos Afuera en Río IV
El rosarino venció ampliamente al "Chino" Miranda que fue un digno rival. Boxeando así, pocos podrán vencerlo en el país.
Por Andrés Mooney
Gancho al hígado, uppercut de izquierda, igual golpe de derecha, cross de izquierda y directo de diestra. Un vendaval. Así atacó Luján, cuando se lo propuso, a Jorge Daniel Miranda. Una pelea que en la previa, si bien habíamos anticipado la diferencia en compromisos próximos de uno y otro (dijimos que "Iron" estaba más cerca de una contienda mundialista), era equivalente, dejó de serlo desde el segundo round: hubo un claro dominado y un evidente dominador, desde allí hasta el campanazo final.
"Dale Sebastián, ahora, lo tenés, sacá manos pelotu...", gritaba Alanís y el equipo de Luján en vano. ¿En vano? Sí, porque el rosarino sube al ring a hacer lo que él quiere, hace su pelea, cumple con su plan. Las manos en la cintura, gestos al público, al rincón opuesto, y esquives con la cabeza y los hombros, son todas artimañas que desde la esquina no se proponen y "Iron" emplea a gusto. Sebastián Andrés Luján hizo lo que quiso con Miranda: lo golpeó, le permitió un recupero y continuó castigándolo.
"No quise buscar el nocaut, nunca", admitió a este medio cuando se iba la noche, en contraposición del pedido desesperado de su equipo que pretendía la definición categórica. El rosarino "hace la suya" y tan mal no le va. En lo anímico te mata, con el físico, sobre el ring, da ventajas sin liquidar las peleas. Por ahora, al menos en el país, le sobra.
Los jueces no vieron la abultada ventaja y decretaron: Gabriel Tavella 99 - 95, Ariel Álvarez 99 - 96 y Héctor Álvarez 98 1/2 - 96
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