San Francisco
Víctor Hugo Peralta se impuso sobre Osvaldo Acuña y Ricardo Caraballo hizo lo propio ante José Funes, en una noche especial con figuras del boxeo y un lleno total.
Cinco entretenidos topes entre amateurs iniciaron el festival que contó con un marco espectacular de más de 1.500 espectadores. Víctor Hugo Peralta (3-6-1) consiguió el triunfo en decisión unánime ante Osvaldo Acuña (4-10-2) con estos guarismos: Demetrio Márquez 40 - 38, Luis Malagueño 39 1/2 – 39 y Argentino Matías García 40 - 37 1/2. Ricardo Caraballo (5-0-0) doblegó a José Augusto Funes (3-2-0) con esta diferencia en las tarjetas: Gabriel Tavella 40 - 37, Luis Malagueño 40 – 36 y Argentino Matías García 40 - 37.
Víctor Peralta no es precisamente un boxeador cuya carrera haya sido llevada entre algodones. Basta con mencionar que su debut fue ante Pablo “Pokemón” Farías o decir que se las vio dos veces con Ezequiel Maderna con menos de diez peleas, para comprender algunas de sus seis derrotas y su malogrado record. En esta ocasión, el rival era otro. Acuña podría causar peligro sólo si acertaba algunos de esos “manotazos” (que, por cierto, acabó conectando aunque sin causar mayores daños) de forma plena. Peralta tuvo ventajas en lo físico considerando que su rival era algunas categorías menos y por ello no sufrió cuando lo encontraron. Sin mayor brillo, el local supo vencer producto de su mayor actividad y mejor línea boxística. En la corta distancia, fue donde mejor se desenvolvió y donde más ventajas sacó ante un Acuña con serias dificultades en el plano defensivo. Víctor Peralta se anotó un nuevo triunfo que lo invita a repensar su carrera al momento de elegir rivales.
Ricardo Caraballo hacía su presentación en sociedad para muchos que aún no lo habíamos visto sobre el ring. Con la etiqueta de “el pupilo de Brusa”, además de su condición de invicto, generó gran atracción en la previa. Sin embargo, no mostró mayores pergaminos y dejó la duda de si no da para alentar mayores esperanzas o es que no fue su noche. Se vio un Caraballo muy “lagunero”, pausado, ante un José Funes que no hizo más que respetarlo. Caraballo no mostró un punch determinante, no utilizó su jab para marcar distancia y no propuso un ritmo de pelea tal como su mentor predica con aquello de “más de 80 manos por rounds”. Aún así, fue un claro dominador de las acciones golpeando en la zona baja con ganchos al cuerpo y por ello los jurados lo declararon vencedor.
Unos tales Baldomir, Roldán, Brusa, ¿los tenés?
Allá, atrás, se lo veía con su sonrisa tenue, casi tímida. Los ojos semicerrados y la cara de buen tipo, no correspondían con el guerrero que destronara a Zab Judah, que diera semejante demostración ante Arturo Gatti y que “muriera de pie” frente a Floyd Mayweather Jr. Carlos Manuel “el Tata” Baldomir, fue homenajeado en San Francisco por su larga trayectoria y su cinturón mundial que ganó y revalidó con uñas y dientes.
Cerca del ring, más verborrágico y físicamente imponente, rompía la escena un guapo de verdad: Juan Domingo “Martillo” Roldán. Hagler, Hearns, Nunn, serán nombres ineludibles dentro de la historia del boxeo mundial, y con ellos rozó la gloria este hombre que militaba en la categoría Mediano. El nacido en Freyre, se acercó al club el Tala y fue reconocido por la organización.
Impecable, sentado rodeado de flashes y saludos, se veía un señor con un rostro serio que de llevar un rótulo de seguro era uno: “boxeo”. Los niños, sin saber si quiera pronunciar su nombre, se fotografiaban con él como seguros de estar con un prócer. No se lo ve, cuesta distinguirlo. Alcanza a reconocerse una mano, el pulgar y el índice se juntan en sus extremos y los otros tres dedos se mantienen firmes levantados. No quedan dudas, es él: Amílcar Oreste Brusa, el creador de un tal Carlos “Escopeta” Monzón, se detuvo en el festival y lógicamente se llevó una plaqueta en reconocimiento a su trayectoria.
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