Río Cuarto
La "Locomotora" noqueó técnicamente en el quinto asalto a Liliana Palmera y se calzó el título ligero de la AMB. La jujeña demostró que, por potencia, puede superar a cualquiera.
Por Andrés Mooney
Puños y dientes apretados casi hasta el dolor. La mandíbula, como el brazo, parecen explotar. Los ojos abiertos, saltones, apuntan al objetivo con furia. Allá van las manos, todas y cada una, enviadas con una única misión: que la rival duerma al menos 10 segundos en la lona.
Alejandra Marina Oliveras no cesó su ataque sobre una "Tigresa" Palmera que fue "atropellada" por una andanada de golpes inesperados. Es que la pupila de Amílcar Brusa juega a una sola cosa cuando sube al ring: a noquear. La imagen de Mike Tyson como guía turístico entre sus rivales y el tapiz, es una foto se repite en la cabeza de la manejada por Mario Arano y que intenta emular sin disimulo. Oliveras no terminó el pleito antes de la quinta vuelta porque, en su hambre de nocaut, olvida encontrar el tiempo y la distancia para conectar con mayor efectividad.
Yo no la desafiaría
(Opinión)
Apenas terminado el combate, el colega y amigo Marcelo González invita a este cronista a la lectura del mensaje de texto que rezaba: "El pez por la boca muere. Que se prepare Oliveras".
Al mismo tiempo, Marcelo anticipaba: "También llamó Claudia López". El mensaje inicial fue de Marcela "la Tigresa" Acuña, quien volvería en la división que capturó el cetro Oliveras y buscaría un nuevo enfrentamiento.
A ojo cientista, la "Locomotora" recibe críticas por su falta de serenidad, su tosco caminar sobre el ring y la escasez defensiva. Pero cuidado: cuando conecta, lastima en serio. Alejandra propone un ritmo de combate sumamente difícil de acompañar. La potencia de sus puños no se consigue fácilmente, y no sé quién pueda soportar 10 rounds con una pegadora así. Por ello, de no tener un boxeo altamente pulido y un apego al gimnasio de primer nivel, yo no lo desafiaría: puede noquearte en cualquier momento.
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