Río Cuarto
Oscar Medina perdió en decisión unánime ante Mateo Damián Verón. El campeón sudamericano welter no pudo descifrar el boxeo del "Chino".
Por Andrés Mooney
"Vuelo como una mariposa, pico como una abeja", decía uno que da pudor nombrar, sólo por respeto a tamaña grandeza. Y Verón, irrespetuoso, intentó imitarlo y -salvando las distancias, claro está- no le salió nada mal. Como flotando sobre el ring, molestaba con un constante Jab y las piernas balanceando para, al primer embiste del rival, salir rápido de la zona de fuego. No lastimaba, pero sumaba puntos con golpes que llegaban a destino, a veces, en forma de "cachetazos".
Así, cuando Medina comenzaba a perder la paciencia, Verón le hablaba, se reía, y terminó de cegar a un "Piñón Fijo" que -nunca más acertada la expresión- quedó pintado.
Medina lo perdonó
El de Junín respetó demasiado el boxeo de Verón, y no buscó llevárselo por delante. En dos oportunidades llegó a fondo con cruzados de izquierda y derecha, haciendo tambalear a su oponente pero no insistió.
Extrañamente, no quiso (o no supo) jugársela a cara o cruz, siendo el de mayor pegada y mejor asimilación al castigo. Dejó que su rival elaborara boxeo a placer y por eso sumó una derrota que desmejora su imagen de titular continental.
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