El viernes, en la Sociedad Belgrano ,
Sergio Priotti no se sacó diferencias con Sergio Alejandro Blanco. Tras cuatro
capítulos, empataron en una pelea reñida.
Pómulos marcados, sangre en el ring, cuerpos brillosos por
el sudor, ojos abiertos bien grandes, miradas perdidas, labios hinchados. Uno avanzaba,
el otro respondía. Y variaban el rol: quien trabajaba “a la risposta”, luego
tomaba la iniciativa y viceversa. Así, Chocolate Blanco (61,500 kg) y Piluso Priotti (61,00 kg.) se repartieron
dos asaltos cada uno y sellaron un cerrado empate.
El de Río Segundo fue el dueño de la primera mitad de la
pelea. Activo, con velocidad de manos y piernas, era Priotti quien se hacía
dueño del ring. Se plantaba en el centro del cuadrilátero y golpeaba en cantidad,
aunque sin mayor profundidad como para encontrar el desborde del pleito.
Foto: Segundos Afuera (Único crédito permitido) |
El coscoíno se hizo patrón de los últimos asaltos. Detuvo las
acciones con pasos atrás y, en la larga distancia, supo meter los golpes más
claros de la pelea. Golpeaba y salía de las cuerdas, dejando mal parado a su
oponente, y empezaba a marcar la diferencia más clara. Sin embargo, se acordó de boxear cuando media pelea había quedado atrás.
Fue empate y, además de merecer revancha, la pelea reclama
una segunda edición un poco más larga: seis rounds o más.
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