El dolorense superó, por amplio margen tras 10 rounds, a un buen oponente como Maximiliano Méndez, y defendió su corona latina súpergallo CMB.
Por Andrés Mooney
Había chori, Fernet, empanadas, nervios, algún tinto, jubilados sonriendo, pibes corriendo, jóvenes de cara recia. Sí, había vuelto el boxeo. Y lo organizaba el último gran ídolo local: Víctor Balmaceda. El vencedor de Carlos Baldomir, el del nocaut al por entonces campeón continental (sudamericano y latino) Jorge Alvez, y el protagonista de otras grandes presentaciones que dejaron en alto el nombre de Villa Dolores. La misma tierra de Julio Ernesto Vila, y el pago de Jorge Melián, justamente en el Club Social y Deportivo Comercio donde hace 20 años y monedas (fue el 09-07-1991), este se calzó el cinto argentino superando a Hugo "Pajarito" Hernández. Sí, volvían las piñas grandes y por eso más de 700 personas dijeron presente.
Santiago Allione (18-7-1 55,050 kg.) , trabajador del ring, sacrificado, apegado al gimnasio, tenía el difícil desafío de ganarle a uno complicado en serio: Maximiliano Ezequiel Méndez (6-9-1 55,050 kg.) . Tras una consagración sufrida -un jurado había visto ganador al otrora campeón- optó por hacer la primera defensa con uno acostumbrado a los batacazos: dejó sin invicto al aspirante a crack, Maximiliano Márquez.
Sin embargo, Allione olvidó el pedigree del de Florencio Varela y allá fue. Se plantó en el ring, sacó golpes durante los 10 rounds, y se impuso con autoridad dejando en claro quién era el rey. Pero no le fue fácil. Los primeros tres asaltos fueron parejos, con ambos boxeadores buscando el centro del ring, aunque por momentos fue el visitante el que, con mejores envíos, dominaba. A partir del cuarto la historia cambió. Allione castigó desde todos los ángulos a un Méndez que evidenciaba una ausencia de oxígeno preocupante. "¡Le falta un chiquitito así....!", decía al tiempo que gesticulaba uno en la tribuna, explicando lo cerca del nocaut que estaba el dirigido por Balmaceda. Sin embargo, en el octavo round, en un cruce peligroso, Méndez metió manos duras y dio la sensación tenerlo sentido al local. Finalemente, el noveno y el décimo fueron favorables a un Allione que ganó, se entregó al público y -si le faltó algo- fue el nocaut. Buena defensa ante un buen rival. Suma, crece, y Villa Dolores sonríe.
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