John Jones ejones@ole.com.ar
"Podrán decir lo que
quieran, pero yo me agrando en las difíciles". Sebastián Luján llegaba con
toda la experiencia encima, con dos peleas mundialistas en el lomo (en 2005
PKOT10 contra Antonio Margarito por el welter de la Organización Mundial
de Boxeo y en 2006 PP12 con Serhiy Dzinziruk, posteriormente rival de Sergio
Martínez, por el superwelter de la misma entidad) y con una preparación
excelente, producto de varias semanas haciendo sparring con boxeadores de buena
talla como el propio Margarito y Brandón Ríos. Pero, sobre todas las cosas, con
la premisa de que no podía fallar en la eliminatoria al título welter de la Federación Internacional
de Boxeo ante el invicto estadounidense Mike Jones.
En un Madison Square Garden
repleto, que tenía como plato principal el combate entre Miguel Angel Cotto y
Margarito (el boricua GKOT10), Iron salió a hacer lo que mejor sabe hacer:
llevarse por delante a su rival. Sin embargo, se vio sorprendido al ver que el
estadounidense se prendió en la corta y no intentó retroceder. Luján apostó al
desgaste físico, a tirar y tirar, a hacer que el norteamericano sintiera el
rigor de su inagotable stamina. Y Jones (26-0-0, 19ko), ante su gente, supo
cómo manejarlo sin caer en la desesperación de recurrir repetidamente a la
distancia, algo que lo favorecía notablemente (168 cm del argentino contra
183 del nacido en Filadelfia).
El rosarino, que venía de GKO9
contundentemente ante el filipino Mark Jason Melligen, intentó hacer un buen
trabajo al cuerpo, metiéndose (muchas veces primero con la cabeza) con rectos
al pecho. Pero Jones amortiguó bien y sólo se vio superado en el cuarto round,
asalto que dominó Luján con sus incesantes combinaciones. Deslucido, sí, pero
dejando claro que no había ido hasta Nueva York simplemente para cobrar la
bolsa. El transcurrir del combate vio al invicto (arriesgaba los títulos NABA y
OMB NABO de las 147
libras ) más lúcido y preciso. Allá por el quinto round
conectó un buen zurdazo al rostro de Luján, quien jugó mucho con su guardia
baja. Pero éste respondió con ironía pura mediante un gesto de "no me
duele".
El argentino comenzó a sentir el
cansancio. Los golpes voleados ya no acertaban ni a la guardia de un rival que
terminó con la boca sangrando y así la chance de ir por el título mundial que
Andre Berto dejó vacante se esfumaba. Jones, de poca potencia, no fue gran
cosa. Pero tuvo la justeza necesaria para, al menos, encontrar los huecos y
vulnerar la -por momentos floja- defensa del rosarino, tal cual se vio en el
décimo, cuando le llegó con un gancho. Pero no hubo nocaut, ni siquiera un besó
la lona y las tarjetas fueron unánimes para el local: 118-110, 119-109 y
119-109. Luján (38-6-2, 24ko) se agrandó en una de las difíciles, salió a
brindar espectáculo, pero careció de puntería. Esta vez, no le alcanzó con su
confianza.
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