Segundos Afuera en Tucumán
- No le van a preguntar de Guidone, ¿no?
- Ahora estoy solo; pueden preguntar lo que quieran.
Fabio Moli llegó distendido, sonriente y bormeó con los periodistas, apuntando contra Jorge Dáscola, su manejador, quien respondió con soltura a cerca de su situación sentimental.
Ceballos: "Ojalá que sea una buena pelea. Él es un gran campeón y no me animo a arriesgar un resultado".
Moli: "Estoy bien entrenado y quiero ganar. Busco otra oportunidad afuera, la tercera, para pelear en el extranjero".
Sebastián Ceballos reconocía a Moli, sólo pedía que fuera una buena pelea, y el Gigante de Villa del Rosario también demostraba su respeto.
Dáscola: "Me gustaría que le digas en la cara lo que dijiste en los medios, que le ibas a arrancar la cabeza y demás".
"El Gringo" encendía la llama, quizá sin darse cuenta que había al lado un tacho de alcohol, otro de kerosone, y una manguera con nafta.
Dáscola: "Me gustaría que le digas en la cara lo que dijiste en los medios, que le ibas a arrancar la cabeza y demás".
"El Gringo" encendía la llama, quizá sin darse cuenta que había al lado un tacho de alcohol, otro de kerosone, y una manguera con nafta.
Ceballos: "Sí, tengo ganas de romperle la cabeza"
Moli: "No te voy a dar ningún momento para eso, te voy a arrancar la cabeza"
Ceballos: "Cuidado que los años pesan..."
Moli: "Estás mariconeando, ¡vení acá y mostrame cómo me arrancas la cabeza!"
Y técnicos, promotores y entrenadores, separaban y contenían a Fabio que quería buscar a su rival de mañana. La llama está encendida. Ceballos está seguro de ganar; Moli convencido de noquear. Hay perfume de guerra.
Fabio Eduardo Moli: 128,500 kg.
Sebastián Ignacio Ceballos: 122,900 kg.
No hay comentarios:
Publicar un comentario