“El Príncipe” aceptó el desafío hecho por “el Tata” y sólo aguarda por la confirmación del duelo. Se haría en noviembre con una condición: la pelea debe ser en mediano.
Por Andrés Mooney
Está serio, seguro. ¿Enojado? No, el tipo sonríe pero no habla de más. No busca seducir con falsa simpatía. La mirada lo dice todo. Quiere pelear. Ahora. Contra el que venga. El paso del tiempo se nota en Vergara. Serán sus 30 años, o el tamaño de Agustín –su hijo que juega al fútbol en Racing de Córdoba-, los que bañaron de madurez a Marcos.
“Lo quiero a Baldomir. Sé que es un gran boxeador, que puede no estar en su mejor momento pero es un ex campeón del mundo y lo noqueó el (Saúl) “Canelo” Álvarez, no cualquiera”, dice el entrenado en el Polideportivo Corral de Palos. Sabe, se está hablando de una pelea con un guerrero, un tipo al que parece imposible imaginarlo abandonando un combate, y es conciente de algo: no se habla por hablar, Carlos Baldomir está viviendo en Córdoba a cambio de subirse al ring en la ciudad y quiere en noviembre (fecha en que se haría el combate) algo grande.
“Voy a dar ventajas con el peso. Yo soy campeón Latino del Consejo Mundial de Boxeo (C.M.B.) en superwelter –recuerda Marcos- y acá voy a saltar a mediano. Eso sí: no peleo más arriba de esa categoría”. Porque esto no es el barrio. Subirse al cuadrilátero, y contra los mejores, tiene un precio: “Yo quiero pelear con el que sea para salir afuera y ganar. No me importa ir por la plata porque sé que te la gastás en poco tiempo. Pero acá, que me paguen lo que corresponde: ni una locura ni migajas. Yo quiero enfrentarme a los mejores afuera y ganarles; para eso, debo medirme con tipos fuertes como Luciano Cuello, Baldomir, etc.”.
Habla con respeto. Reflexiona y en los ojos se ve hambre. El cuerpo también dice lo suyo: no está muy arriba de categoría por lo que, se supone, está entrenando como debe. El tiempo pasó y Marcos dejó de ser Marquitos. Se toma las cosas en serio y está dispuesto a cualquier sacrificio a cambio de gloria. “Maravilla” Martínez y “el Tata” Baldomir son sólo dos ejemplos del campeonato mundial ganado pasados los 30 priulos. ¿Será su turno? No lo dice, pero él, muy dentro suyo, piensa que sí. Y por eso pelea.
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