Roberto Sosa busca un lugar entre los mejores. Como muchos, no le esquiva al trabajo diario y sueña. Un cordobés que se fue para llegar lejos.
Por Andrés Mooney
Se lo escucha tranquilo, o cansado. Nos ayuda a develar la incógnita, o la alimenta aún más: “Estaba acostado pero ya me levantaba, voy a comer y después al gimnasio”. La voz es constante pero el tono no varía. La situación no lo incomoda, parece acostumbrado. O tal vez lo aburra y, por amabilidad, no corta el teléfono.
“Empecé a boxear a los 15. Comencé a entrenar porque mi hermano era boxeador. Quería sentir lo mismo, quería subir a un ring a ver qué era eso”, narra Sosa. Su infancia en Canals le dijo que, si se dedicaba al boxeo, debía acercarse a la terminal de ómnibus. Tal es así que, en su segunda pelea amateur, cayó en el Polideportivo Corral de Palos de la ciudad de Córdoba. Allí, donde por aquellos tiempos se veía a los Mariano Carrera, Omar Narváez, “Pigu” Garay, y otros dueños de títulos mundiales, le llegó el momento al chiquitín del pueblo y en frente tuvo uno complicado: “Fui a pelear a Córdoba y pelee con Ler (Julio Roque David). Era la segunda pelea mía y él estaba ya en la selección. Yo no tenía experiencia, sabía sacar el 1-2 nomás y bueno, sobreviví la pelea gracias al boxeo de piernas que siempre tuve”.
El tiempo pasó y llegó el profesionalismo. Con 19 peleas ganadas, Roberto Rosa (19-0-0 11 K.O., 2do en el ranking AMB Supermosca) es una promesa del boxeo argentino. Desde el 2007 posee el cetro supermosca Fedelatin de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), cinturón que defenderá por cuarta vez el sábado 29 en Monte Hermoso ante el colombiano Devis Pérez. “Llego a la pelea 11 puntos. Estuve en el Cenard alojado tres meses porque me fueron suspendiendo la pelea. Primero me dijeron que podía ir a pelear a Filipinas por el título (NdR: Drian Francisco, filipino, es el campeón interino Supermosca de la AMB), después que la podían traer al Luna Park; pero bueno, me sirvió para entrenar duro”, valoró el Incho.“Empecé a boxear a los 15. Comencé a entrenar porque mi hermano era boxeador. Quería sentir lo mismo, quería subir a un ring a ver qué era eso”, narra Sosa. Su infancia en Canals le dijo que, si se dedicaba al boxeo, debía acercarse a la terminal de ómnibus. Tal es así que, en su segunda pelea amateur, cayó en el Polideportivo Corral de Palos de la ciudad de Córdoba. Allí, donde por aquellos tiempos se veía a los Mariano Carrera, Omar Narváez, “Pigu” Garay, y otros dueños de títulos mundiales, le llegó el momento al chiquitín del pueblo y en frente tuvo uno complicado: “Fui a pelear a Córdoba y pelee con Ler (Julio Roque David). Era la segunda pelea mía y él estaba ya en la selección. Yo no tenía experiencia, sabía sacar el 1-2 nomás y bueno, sobreviví la pelea gracias al boxeo de piernas que siempre tuve”.
El nacido en Canals la viene peleando hace un buen tiempo. Desde hace más de cuatro años que es profesional y aún espera. En el año que se fue no tuvo gran actividad y Sosa lo siente: “Pienso que en mi carrera perdí bastante tiempo. Ojalá que Dios me ayude y que sea este mi año porque desde el 2006 que vengo estando y para mí fue una pérdida de tiempo este 2010, hice sólo 2 peleas que es muy poco”.
Sacarse el Chupete
Y ese círculo en que a veces se transforma la vida hace que, por momentos, lleguemos al comienzo para seguir recorriendo camino. Julio “Chupete” Ler, aquel que lo venciera en el campo aficionado, manifestó querer pelear con Sosa y este le respondió: “Sería un buen rival y sería una buena pelea porque Ler tiene mucha experiencia. Se armó un “puterío” de que yo hablé de él, él habló de mí; pero yo no hablo, los boxeadores son colegas y si tenemos que pelear obviamente yo me tengo toda la fe como se la tendrá él. Ojalá que se haga la pelea, me encantaría porque es un salto que daría acá en la Argentina”.
Y ese círculo en que a veces se transforma la vida hace que, por momentos, lleguemos al comienzo para seguir recorriendo camino. Julio “Chupete” Ler, aquel que lo venciera en el campo aficionado, manifestó querer pelear con Sosa y este le respondió: “Sería un buen rival y sería una buena pelea porque Ler tiene mucha experiencia. Se armó un “puterío” de que yo hablé de él, él habló de mí; pero yo no hablo, los boxeadores son colegas y si tenemos que pelear obviamente yo me tengo toda la fe como se la tendrá él. Ojalá que se haga la pelea, me encantaría porque es un salto que daría acá en la Argentina”.
Pero la pelea más difícil es la de todos los días, la del gimnasio. Es la pelea que cansa, agota, pero que permite soñar: “Me tengo toda la confianza para ser campeón del mundo. Más que nada porque estoy haciendo las cosas bien y a veces veo a chabones que no entrenan tanto, no se cuidan bien, les dan todo y les sale la posibilidad. Y yo que me vengo rompiendo el alma desde pendejo, peleo un sábado y el lunes estoy de vuelta en el gimnasio, todavía no me llega”.
No quedan dudas. Roberto Sosa siente cansancio. Atiende el teléfono y no puede disimular que recién despierta de su descanso previo a irse al gimnasio para seguir entrenando. Son 10 años dedicados a un deporte que todavía no devolvió lo invertido. Pero también está tranquilo. Sabe que todo ese sacrificio es por algo y que ese algo, sea lo que fuere, tarde o temprano, tiene que llegar.
tengo un oponente para ti de 23 16 por ko y 6 perdidas se llama jose german cruz
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