Por Fernando Medina
No hace falta citar que esta frase pertenece al siempre bien recordado personaje que nos acompañó en nuestra infancia “El Chapulín Colorado”.
Usted dirá porque cito esta expresión en una nota de boxeo. No lo piense tanto que se lo aclaro en unas líneas.
Podemos ver en Argentina todos los fines de semana, ya sea televisado o “in situ”, fallos dudosos de jurados que son puestos allí para hacer “justicia”.
Comprendo que “no todos tenemos que ver el combate de la misma manera” y que “hay variedad de criterios según la óptica o perspectiva del jurado”; pero no puede haber tanta diferencia en una misma pelea de tres personas que se entiende que están capacitadas para juzgar y dar un fallo acertado, que no es ni más ni menos “El Resultado” que hará el record del pugilista; que el veredicto que le den puede generarle un ingreso diferente, según las victoria o derrotas que coseche.
Y lo llevo a lo sucedido la noche del 5 de febrero en Carlos Paz, en el empate entre Rudi Mairena Ruiz y Fabián Orozco.
No entiendo como tres personas que se dedican a lo mismo tengan tantas diferencias al puntuar una tarjeta, sobre todo en un combate que tenía una duración de 6 rounds solamente.
Por si no lo sabía, las tarjetas y los jurados fueron los siguientes: Argentino García (59 – 58 para Mairena Ruiz), Fernando Caruncho (58 1/2 - 58 1/2) y Guillermo Roca (55 1/2 - 59 ½ para Orozco), en un fallo rectificado ya que el anunciador del combate había dado la tarjeta de Fernando Caruncho 59 ½ - 58 ½ lo que era imposible en la suma total de las tarjetas.
No creo, o mejor dicho, no quiero creer en el amiguismo hacia un boxeador por parte del jurado. O como dijo el entrenador de Mairena Ruiz, Carlos Del Grecco, que un jurado por tener problemas personales con él perjudica a su pupilo; como así tampoco en que algunos jurados ven la pelea de espaldas y mandando mensajitos por celular.
Pero lo cierto es que siempre se percibe ese localismo innecesario del jurado, que lo único que logra es el hartazgo de la gente que va a ver los festivales y también generando el cansancio de los boxeadores visitantes con chances ciertas de llevarse una victoria, que son inducidos a la desilusión permanente; porque ven como sus expectativas o esperanzas son tiradas abajo por el accionar erróneo de jurados que quieren quedar bien con la gente(entrenadores, promotores, boxeadores, etc.) que se codea día a día en su lugar de origen y no se animan a puntuar la manera tal cual la vieron.
Es hora de decir que deseamos y necesitamos tarjetas justas y no localistas, jurados justos y no localistas, rivales dignos y no que favorezcan al local.
Quiero ser justo y no localista, por eso necesito que sea todo más claro, ya que en esta oportunidad ni el Chapulín Colorado puede defendernos.
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