Marcos acabó en el séptimo asalto con Mariano Carranza y, ayudado por la lesión en una mano, no mostró su mejor performance. La gente respondió el viernes por la noche.
Por Andrés Mooney
El Príncipe fue más durante toda la noche. Dominó el pleito a placer y pegó por donde quiso o, mejor dicho, hasta donde su puño derecho le permitió. El querer noquear a su rival como sea, hizo que el local sacara golpes fortísimos pero escasos. Marcos se olvidó de boxear e intentó “despachar” cuanto a antes a un rival mañoso, experto en supervivencia sobre el ring, que cayó cuando se iba la pelea.
“Después de la derecha el cross”, indicaba Carlos Tello desde abajo, viendo que su pupilo se enfocaba en el uno-dos. La orden reclamaba más manos, pegar desde distintos ángulos y construir un ataque que traería un nocaut casi sin buscarlo. En recto y uppercut, estrellaba su puño derecho que se filtraba de manera potente, pero “la Maquinita” aguantaba estoicamente de pie. Seguía el del Polideportivo Corral de Palos buscando la definición antes del límite a como dé lugar.
Llegó el quinto round y los gestos de dolor se hicieron cada vez más evidentes. “Me duele muchísimo la derecha”, decía en la esquina el primero del ranking nacional superwelter. A partir de allí, la pelea se dio vuelta. Vergara avanzaba pero no podía lastimar más que con algunos cross que no llegaban netos, y con la guardia baja recibía “voleados” que Carranza lanzaba cada vez con mayor confianza. El séptimo capítulo comenzó mal para el cordobés: casi no pegaba, era lento cuando atacaba, y “la Maquinita” tiraba golpes curvos inclinando la tarjeta del capítulo a su favor.
Hasta que Marcos se acordó Por fin usó la izquierda y, primero con un cross paralizó al rival, luego acompañó con dos ganchos a la zona hepática y la pelea se terminó. Fue un triunfo que sirvió para tener continuidad, sumar rounds, y esperar por una chance internacional. Pero hay que corregir. Con una mano lesionada se gana a Carranza, a (Diego) Posdeley, pero no a Ulises López, ni a rankeados mundialmente. Debe haber un tratamiento médico efectivo que cure de una vez su arma letal, y debe entender que la lesión llega por no estar bien curado, y producto de una insistencia en el empleo de esa mano y la no utilización de la izquierda, llave maestra del boxeo. Ganó, noqueó, y físicamente lució impecable, pero cuidado: hay que trabajar más si se pretende ir por algo grande.
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