Este sábado el chubutense irá por los títulos OMB y CMB gallo del filipino. Parece imposible pero la confianza en "el Huracán" está intacta. Se puede.
Por Andrés Mooney
No es sencillo arriesgar un pronóstico. El nuestro es crack; el de ellos un astro. El de acá es rápido; el de allá un rayo. El otro es amplio favorito, pero este es Omar. Cuesta con tipos como Narváez alejarse de la propia (y natural) subjetividad. Los libros de boxeo indican que Nonito Donaire (26-1-0) tendrá un panorama inmejorable: rápido, noqueador, más alto y dueño de brazos más largos. ¿Cómo ganarle? Gran pregunta de difícil respuesta. Pero algo es seguro: si hay que elegir un soldado, sin dudas el más apto es él: Omar Andrés Narváez (35-0-2), alguien frío, pensante, veloz (mental y físicamente), zurdo y con un corazón gigante.
Al plan -por suerte- lo deberán elaborar quienes estén en su esquina. No quedarse quietos para evitar ser un blanco fijo del cross y uppercut zurdo y la derecha recta y/o caída (especie de voleado letal), aprovechar la movilidad de piernas y de cintura, hacer errar la mayor cantidad de golpes posibles, pueden ser partes de una estrategia viable para complicar al Flash. El equipo de Donaire piensa en subir de división. Aunque no lo digan, no se les cruza por la cabeza perder y aspiran más a una mejor ubicación en el ranking libra por libra, que en un título de una división en particular. Y ahí pueden equivocarse feo: deberán saber que tendrán a un rival que no viajó para conocer Estados Unidos, sino buscando la gloria absoluta.
Por la sorpresa, por el milagro, por el Enano, es que gritamos hoy más que nunca: "¡Huracán¡ ¡Huracán! ¡Huracán!"
Narváez entrenando en el Kingsway Gym de Manhattan |
Donaire realizó un entrenamiento público a horas del duelo con Omar |
Hay equipo. El Team Narváez confiado en lograr la epopeya |
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