Por DiarioHoy
Nunca, a lo largo de la historia, el boxeo platense se tuteó
tan de cerca con la gloria. Nunca la tuvo en el primer plano como en esta
oportunidad, una oportunidad única que paralizará a todo el barrio de Altos de
San Lorenzo.
Porque uno de sus habitantes, Santiago Iván Acosta, tendrá
la chance de regalarle a su ciudad, La
Plata , el primer título a nivel mundial cuando se enfrente al
venezolano y actual campeón Liborio Solís dentro de la categoría supermosca
(52,163 kilos) de la
Asociación Mundial de Boxeo, en Maracaibo, el próximo sábado
28.
Para contarnos uno de los hitos más importantes dentro del
deporte de nuestra ciudad, Santiago visitó la redacción de El Clásico junto a
su hermano, expugilista y entrenador, Pablo Acosta.
“Es un orgullo pelear por el título del mundo y ser el
primer platense en hacerlo, pero más importante va a ser ganar, así quedo en la
historia grande”, dice el boxeador de 32 años, excampeón nacional en 2007 y
actual comarca sudamericano (desde el ‘06, con tres defensas). Y al instante
agrega, humilde: “Llegar hasta acá es mucho, ya es un premio. No tengo presión
para lo que viene”, y promete “tirar muchas piñas”.
Pablo comenta que “en ninguna asociación y categoría hubo un
platense peleando por el título mundial. La gente de Altos de San Lorenzo está
expectante y pregunta siempre por la pelea. No caen del hecho y se les pone la
piel de gallina”.
Y Santi trata de explicar los motivos del furor local,
aunque es difícil hacerlo. “Me conocen todos y no pueden creer que vaya por la
corona. Darle el título al barrio sería increíble. Cuando le contamos a la
gente por lo que peleamos, nos preguntan: Entonces, si ganás, ¿sos campeón
mundial? Es difícil caer ante la noticia”.
Nacido en ese barrio y de padres rosarinos, Santiago se
entrena en el club Chacarita Platense desde hace cinco años, tras una estancia
en la provincia de Córdoba que lo ayudó a crecer como persona y boxeador.
El rival
Solís (13-3-1, 7 Ko) ganó el título AMB tras vencer a José
Salgado por puntos y hará su primera defensa como local. “Vi una pelea de él
por internet”, revela Santi. “Es un buen boxeador, pero no más de los que ya
enfrenté. No es más que Narváez o Luis Concepción. Es ganable y no es un pibe
tampoco: tiene tres años menos que yo. Lo importante, y lo principal, es que yo
tengo una gran experiencia y hambre de ganar, así que voy a aprovechar esta
chance que se me da”. Y su hermano reafirma el concepto: “Miré el récord de
Solís y los rivales a los que enfrentó, y no hay ningún nombre resonante. Con
la experiencia de Santi, se le puede ganar tranquilamente”.
Chance tardía
Recién con 32 años se le presentó la oportunidad de su vida.
Estuvo mucho tiempo rankeado entre los mejores quince, pero ni aun así se le
abrieron las puertas para una chance mundialista. “Me lo merecía por los
niveles de los rivales que me enfrenté, pero ya pensé que no se me iba a dar
porque pasaba el tiempo”, dice Santi, y Pablo amplía: “Llegó a estar cuarto en
el ranking mundial, peleó dos eliminatorias mundialistas: una contra Luis
Concepción, en Panamá, y otra en México ante Jesús Jiménez, dos campeones
mundiales. Esos antecedentes lo ayudaron”.
Como en sus peleas anteriores, otra vez deberá enfrentar una
marca crucial en tierras extranjeras, como visitante. “Voy con confianza, pero
tengo claro que puede haber favoritismo por el local. Ya me pasó varias veces y
es un riesgo que voy a correr. Mi ilusión y objetivo es noquearlo. Tengo siete
nocauts en mi carrera, gracias a una pegada respetable. Mi fuerte es que tiro
bastantes piñas con las dos manos y voy para adelante”.
Puertas cerradas... y bronca
Santiago nació en La Plata... pero tuvo que llegar a su combate 27
para demostrar sus cualidades ante su público, pues nunca antes le abrieron las
puertas. “De sus 28 peleas, 26 fueron afuera; la 27 fue en La Plata y la última en el Luna
Park”, dice su hermano, y rememora: “El título sudamericano se lo ganó a Medina
en Esquel, pagos de él; el cinturón argentino fue contra un correntino en Monte
Caseros, Corrientes; ante Narváez peleó en Comodoro Rivadavia, cuando él es de
Trelew...”.
Y Pablo continúa con su enojo: “Hasta 2009 no tuvimos apoyo
de nadie, siendo Santiago campeón argentino y sudamericano”. Y Santiago
retruca: “No me ayudó nadie de acá, pero no tengo rencores. Me sirvió para
valorar más lo que hago y esforzarme más, por eso llegué hasta acá. No me tiré
abajo, al contrario: me daba más pilas para seguir entrenando”.
Y ahora, con 32 años, tiene el futuro claro. Y esa sabiduría
que no todos poseen lo llevan a saber poner el freno a tiempo y colgar los
guantes en un período no demasiado lejano.
“Voy a pelear un tiempo más, un año o dos, aunque sea
campeón mundial. No me entregué nunca, seguí entrenándome aun en las malas y
hoy tengo este premio. Voy a buscar la victoria a Venezuela y me la merezco
porque me esforcé mucho y hace tiempo que estoy en esto. Estoy agradecido a la
vida porque el boxeo me hizo conocer un montón de países, gente... No me quejo
de nada”.
Los inicios
“Entré al mundo del boxeo gracias a mi viejo. El y mi
hermano fueron boxadores y si bien siempre entrené, recién a los 14 me di
cuenta de que era lo que quería hacer. También jugaba a la pelota, pero me
terminé decidiendo por el box. Hablé con mi mamá, le conté mis planes y ella me
apoyó. Por suerte pude cumplir con ella”.
Y habla de la función de su hermano: “Siempre estuvimos
juntos con Pablo. Yo lo ayudaba cuando él peleaba y ahora él está en el rincón.
Es un gran entrenador, me exige y sabe mucho”.
“Voy para adelante y pego con ambas manos”
La velada del próximo sábado se llamará un “Ko a las
drogas”, que se desarrolla todos los años en diferntes países. Para que la
expectativa depositada en Santiago sea aún mayor, junto al venezolano Liborio
Solís protagonizarán la pelea más importante, allá donde se posarán todos los
ojos.
El platense tiene virtudes para quedarse con la victoria. Y
las cuenta él mismo: “Voy para adelante y pego bien con ambas manos”, mientras
que su hermano Pablo agrega que “tiene buena técnica y esa es la base de haber
sido boxeador seleccionado. Tiene buena movilidad de piernas y un gran bloqueo.
Se enfrentó con grandes rivales, buenos tiradores, y siempre salió airoso”.
Claro que también, como todos, tiene puntos flojos que
deberá corregir ante Solís.
“Dentro de su buena técnica, su punto débil es la falta de
movimiento en su cintura. Pelea muy erguido y trabajamos mucho en eso, porque
deja el blanco fijo. Debe mejorar en ese aspecto y debe dejar de acortar la
distancia, como suele hacer”.
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