25 abr 2012

La historia, al alcance de sus manos

Santiago Acosta se convertirá el sábado en el primer boxeador platense que pelee por el título mundial. Revolución en Altos de San Lorenzo.
Por DiarioHoy
Nunca, a lo largo de la historia, el boxeo platense se tuteó tan de cerca con la gloria. Nunca la tuvo en el primer plano como en esta oportunidad, una oportunidad única que paralizará a todo el barrio de Altos de San Lorenzo.

Porque uno de sus habitantes, Santiago Iván Acosta, tendrá la chance de regalarle a su ciudad, La Plata, el primer título a nivel mundial cuando se enfrente al venezolano y actual campeón Liborio Solís dentro de la categoría supermosca (52,163 kilos) de la Asociación Mundial de Boxeo, en Maracaibo, el próximo sábado 28.

Para contarnos uno de los hitos más importantes dentro del deporte de nuestra ciudad, Santiago visitó la redacción de El Clásico junto a su hermano, expugilista y entrenador, Pablo Acosta.

“Es un orgullo pelear por el título del mundo y ser el primer platense en hacerlo, pero más importante va a ser ganar, así quedo en la historia grande”, dice el boxeador de 32 años, excampeón nacional en 2007 y actual comarca sudamericano (desde el ‘06, con tres defensas). Y al instante agrega, humilde: “Llegar hasta acá es mucho, ya es un premio. No tengo presión para lo que viene”, y promete “tirar muchas piñas”.

Pablo comenta que “en ninguna asociación y categoría hubo un platense peleando por el título mundial. La gente de Altos de San Lorenzo está expectante y pregunta siempre por la pelea. No caen del hecho y se les pone la piel de gallina”.

Y Santi trata de explicar los motivos del furor local, aunque es difícil hacerlo. “Me conocen todos y no pueden creer que vaya por la corona. Darle el título al barrio sería increíble. Cuando le contamos a la gente por lo que peleamos, nos preguntan: Entonces, si ganás, ¿sos campeón mundial? Es difícil caer ante la noticia”.

Nacido en ese barrio y de padres rosarinos, Santiago se entrena en el club Chacarita Platense desde hace cinco años, tras una estancia en la provincia de Córdoba que lo ayudó a crecer como persona y boxeador.

El rival
Solís (13-3-1, 7 Ko) ganó el título AMB tras vencer a José Salgado por puntos y hará su primera defensa como local. “Vi una pelea de él por internet”, revela Santi. “Es un buen boxeador, pero no más de los que ya enfrenté. No es más que Narváez o Luis Concepción. Es ganable y no es un pibe tampoco: tiene tres años menos que yo. Lo importante, y lo principal, es que yo tengo una gran experiencia y hambre de ganar, así que voy a aprovechar esta chance que se me da”. Y su hermano reafirma el concepto: “Miré el récord de Solís y los rivales a los que enfrentó, y no hay ningún nombre resonante. Con la experiencia de Santi, se le puede ganar tranquilamente”.

Chance tardía
Recién con 32 años se le presentó la oportunidad de su vida. Estuvo mucho tiempo rankeado entre los mejores quince, pero ni aun así se le abrieron las puertas para una chance mundialista. “Me lo merecía por los niveles de los rivales que me enfrenté, pero ya pensé que no se me iba a dar porque pasaba el tiempo”, dice Santi, y Pablo amplía: “Llegó a estar cuarto en el ranking mundial, peleó dos eliminatorias mundialistas: una contra Luis Concepción, en Panamá, y otra en México ante Jesús Jiménez, dos campeones mundiales. Esos antecedentes lo ayudaron”.

Como en sus peleas anteriores, otra vez deberá enfrentar una marca crucial en tierras extranjeras, como visitante. “Voy con confianza, pero tengo claro que puede haber favoritismo por el local. Ya me pasó varias veces y es un riesgo que voy a correr. Mi ilusión y objetivo es noquearlo. Tengo siete nocauts en mi carrera, gracias a una pegada respetable. Mi fuerte es que tiro bastantes piñas con las dos manos y voy para adelante”.

Puertas cerradas... y bronca
Santiago nació en La Plata... pero tuvo que llegar a su combate 27 para demostrar sus cualidades ante su público, pues nunca antes le abrieron las puertas. “De sus 28 peleas, 26 fueron afuera; la 27 fue en La Plata y la última en el Luna Park”, dice su hermano, y rememora: “El título sudamericano se lo ganó a Medina en Esquel, pagos de él; el cinturón argentino fue contra un correntino en Monte Caseros, Corrientes; ante Narváez peleó en Comodoro Rivadavia, cuando él es de Trelew...”.

Y Pablo continúa con su enojo: “Hasta 2009 no tuvimos apoyo de nadie, siendo Santiago campeón argentino y sudamericano”. Y Santiago retruca: “No me ayudó nadie de acá, pero no tengo rencores. Me sirvió para valorar más lo que hago y esforzarme más, por eso llegué hasta acá. No me tiré abajo, al contrario: me daba más pilas para seguir entrenando”.

Y ahora, con 32 años, tiene el futuro claro. Y esa sabiduría que no todos poseen lo llevan a saber poner el freno a tiempo y colgar los guantes en un período no demasiado lejano.

“Voy a pelear un tiempo más, un año o dos, aunque sea campeón mundial. No me entregué nunca, seguí entrenándome aun en las malas y hoy tengo este premio. Voy a buscar la victoria a Venezuela y me la merezco porque me esforcé mucho y hace tiempo que estoy en esto. Estoy agradecido a la vida porque el boxeo me hizo conocer un montón de países, gente... No me quejo de nada”.

Los inicios
“Entré al mundo del boxeo gracias a mi viejo. El y mi hermano fueron boxadores y si bien siempre entrené, recién a los 14 me di cuenta de que era lo que quería hacer. También jugaba a la pelota, pero me terminé decidiendo por el box. Hablé con mi mamá, le conté mis planes y ella me apoyó. Por suerte pude cumplir con ella”.

Y habla de la función de su hermano: “Siempre estuvimos juntos con Pablo. Yo lo ayudaba cuando él peleaba y ahora él está en el rincón. Es un gran entrenador, me exige y sabe mucho”.

La Plata está ante una posibilidad histórica y es gracias a Santiago Acosta. En sus manos se encuentra la gloria para todo un barrio que estará conectado de alguna manera a las noticias que el sábado puedan llegar de la lejana Venezuela. No será como en las décadas de antaño cuando uno se pegaba a la radio para oír las últimas novedades, pero todos van a estar pendientes de una victoria que depositará a nuestra ciudad en lo más alto del mundo del boxeo.

“Voy para adelante y pego con ambas manos”
La velada del próximo sábado se llamará un “Ko a las drogas”, que se desarrolla todos los años en diferntes países. Para que la expectativa depositada en Santiago sea aún mayor, junto al venezolano Liborio Solís protagonizarán la pelea más importante, allá donde se posarán todos los ojos.

El platense tiene virtudes para quedarse con la victoria. Y las cuenta él mismo: “Voy para adelante y pego bien con ambas manos”, mientras que su hermano Pablo agrega que “tiene buena técnica y esa es la base de haber sido boxeador seleccionado. Tiene buena movilidad de piernas y un gran bloqueo. Se enfrentó con grandes rivales, buenos tiradores, y siempre salió airoso”.

Claro que también, como todos, tiene puntos flojos que deberá corregir ante Solís.
“Dentro de su buena técnica, su punto débil es la falta de movimiento en su cintura. Pelea muy erguido y trabajamos mucho en eso, porque deja el blanco fijo. Debe mejorar en ese aspecto y debe dejar de acortar la distancia, como suele hacer”.

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