El filipino retuvo el título welter OMB en injusta decisión. Márquez fue perjudicado, y la imagen del "Manny" como indiscutido libra por libra disminuye.
Por Andrés Mooney
¿Cómo justificar lo
injustificable en el boxeo? Exigiendo caprichosamente las tarjetas, llevando el
análisis al más fino detalle para encontrar –como en la letra más pequeña de
un contrato- algún argumento a favor que valide nuestra percepción. Eso, ni más
ni menos, hacen aquellos que pretenden convencernos de que anoche Manny
Pacquiao venció a Juan Manuel Márquez.
Ni los impresentables de Golden K.O. (sí, los mismos que cuando Sergio Martínez aleccionaba a Kelly Pavlik afirmaban que el argentino estaba equivocando las acciones), ni el mayor
admirador del “Pacman” pueden haber dudado de una cuestión: si alguien estuvo
lejos de ganar la pelea, ese fue Pacquiao.
“Dinamita” Márquez fue
inteligente y planteó un boxeo desde el centro del ring hacia atrás. Evitando los
cruces con destino de lona, el dirigido por Ignacio Beristain distribuyó el
castigo y así logró imponerse en gran parte del combate, conectando las mejores
y más potentes manos de todo el pleito. Golpes al cuerpo, uppercuts de
izquierda y repetidas derechas llegaron a la humanidad de Pacquiao que
evidenciaba en su rostro el mal momento vivido.
El pupilo de Freddie Roach no
encontraba respuesta y su izquierda se estrellaba en la guardia del rival. Su rincón,
el propio boxeador y los fanáticos, mostraban síntomas de preocupación e
impotencia. Es que la tercera, la que debía dilucidar toda duda, terminó siendo
otra gran polémica que volvió a dejar mal parado al hasta entonces indiscutido
número uno libra por libra.
No fue el mayor robo de los últimos
años, ni una brutal paliza de Márquez pero algo quedó claro: Juan Manuel fue
superior en todos los terrenos. Ataque, defensa, ciencia y eficiencia (o
técnica y efectividad, según nuestro reglamento), son los cuatro pilares fundamentales
que deben considerarse en este deporte, y en todos fue más Juan Manuel Márquez.
La computadora boxística dejó mejor
posicionado a Pacquiao, arrojando los siguientes números: 578 golpes de poder a
favor de Manny contra 436 de Márquez, y 176 efectivos del primero ante 138 del
segundo. Sin embargo, cabe recordar, el boxeo profesional no se rige como el
amateurismo por conteo de golpes. Por lo que esto, cuando mucho, es
complementario. Apoya, ayuda, pero no decide. En ocasiones –como estas-, al
igual que el “Telebeam” del fútbol, aportan poco y nada confundiendo aún más la
situación.
Cuando se encuentre con él, ese
al que no se permite faltarle a la verdad, Manny Pacquiao –sospecho- le
confesará en voz baja, casi como al oído: “Flaco, esta vez me hicieron un
regalo”.
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