"El Gallo" superó a
"la Pantera "
en una noche épica. El cordobés estaba ganando ampliamente en las tarjetas pero
en el séptimo se descuidó y terminó en la lona. Fue, sin dudas, la pelea del
año.
Eran el gato y el ratón
disfrazados de gallo y de pantera. Uno buscaba acortar la distancia y el otro
conectar desde afuera. Más claro, preciso e inteligente parecía el planteo de
Guillermo Suárez (66,000 kg.) que con pasos laterales dejaba fuera de foco a Darío Pucheta (67,200 kg.).
Movedizo, rápido de piernas, hizo errar a su rival castigándolo en cada cruce
en que el bonaerense se lanzaba con todo el cuerpo sin poder lastimar. El
pupilo de Alberto Gómez invertía la guardia y la faena también era a su favor:
daba el paso hacia la derecha, cruzaba con la diestra y metía la zurda recta.
"El Gallo" era un
vendaval de impotencia. Enfurecido iba hacia adelante esperando conectar dos
manos que le dieran la felicidad pero no llegaban. No había enfrentado jamás -y
lo reconoció post pelea- a un oponente que caminase tanto, que tuviera variantes de
ataque y defensa como Suárez. En su esquina, Carlos Manuel "el Tata" Baldomir
gritaba enloquecido, pedía que lo encerrara contra las sogas y sacudiera abajo.
Aunque, excepto ganchos al cuerpo, le costaba acertar golpes claros.
Y llegó el séptimo capítulo. 59,5-56 era la diferencia para el de La
Docta según nuestra tarjeta extraoficial hasta el
momento del quiebre. Suárez se recostó en las cuerdas, Pucheta castigó abajo,
levantó el cross derecho y muñeco al piso. Guillermo quedó tendido en la lona pero se levantó en el segundo 8, Brígido Rosa Vaca dio el pase y el bonaerense
presionó enviando una andanada de golpes que obligaron al tercer hombre del
ring a detener las acciones. Fue nocaut técnico en el séptimo asalto en favor de Darío Pucheta que estira su invicto a 14-0-0, mientras que Suárez deja su licencia en 10-2-0.
Era un choque de estilos. El
boxeador iba edificando algo bonito y llegó el pegador para derrumbarlo. El
público reaccionó mal. Volaron sillas, alguna piña de más al borde del ring y
más de uno se fue lesionado. Finalmente, el del Club SICA reconoció el triunfo
de su oponente y los ánimos de calmaron.
Fue, por lejos, el combate del
año. Hacía tiempo Córdoba no vibraba como lo hizo el Estadio del Centro
con dos guapos de los encordados que anoche, probablemente, se recibieron de boxeadores.
Suarez jajajajajajajaajajajajajjajajajajajaja... no pará, dejame reirme un rato más de Suarez jajajajajajajajajajajaja... y así apuntas a Zárate? jajajajajajajajaja... Guillermo Mandibulita de cristal Suarez jajajajajajajajajajajajaja... CHAU.
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