Con más de mil personas en torno al ring, la Sociedad Belgrano brindó una gran noche de boxeo y demostró que la actividad en nuestra ciudad renace. Ganaron el Luifa, Suárez y Jerez.
Por Andrés Mooney
La lluvia suspendió cuanto evento se pensó para el viernes. El vecino, excepto una gran oferta, prefirió guardar el auto en casa. Pero la Nueva Sociedad Belgrano, como prometía una velada vibrante, estuvo llena a pesar del mal clima. El público bailó, cantó por sus boxeadores y aplaudió al festival en general. Que se repita.
Primero lo primero. Antes de las profesionales, Ricardo Machito Ibarra empató, en tres rounds, con Ckari Cani Mansilla. El primero, próximo a debutar en el profesionalismo, fue puesto a prueba por un gran prospecto que surgió del campeonato Nuevos Valores, certamen en el que se consagró en los 54 kg. (¡Y pensar que algunos se oponían a la creación del torneo!), y lo exigió al máximo. La guapeza y buena línea de ambos fueron premiadas por los jurados que decretaron un cerrado empate. Merecen revancha.
El Luifa, triunfo y a laburar. Si alguna vez dijimos que, paradójicamente, en la derrota había hecho bien las cosas, hoy es el turno de invertir el discurso: en la victoria, no lució. A Luis Pablo Zárate (18-3-2 71,700 kg.), encuadrado en la división de los medianos siendo un welter natural, le costó demasiado un Carlos Araya (9-9-0 69,400 kg.) que, amén de su guapeza e hidalguía para cambiar golpes, no debió ser oposición para el de Argüello Juniors. El Luifa lo mandó a la lona en el primer round, pero le faltó físico para liquidar el pleito. En el tercer asalto la pasó mal y evidenció una deuda de oxígeno alarmante en alguien con aspiraciones serias dentro del boxeo de paga. También es cierto que volvía de una derrota antes del límite y, en ocasiones semejantes, los boxeadores suelen mostrar menos de lo habitual. Triunfo que suma en el récord, en lo anímico y que, si es bien aprehendida, debería empujarlo al gran aliado que cualquier boxeador pueda tener: el gimnasio.
Tarjetas: Fernando Caruncho 39-39, Guillermo Pérez 39,5-37,5 y Mauricio García Arese 39,5-37,5.
Tarjetas: Fernando Caruncho 39-39, Guillermo Pérez 39,5-37,5 y Mauricio García Arese 39,5-37,5.
Suárez, en amplia decisión. Guillermo Suárez (11-2-0 67,900 kg.) no tuvo dificultades para vencer al boxeador de Azul, provincia de Buenos Aires, Ángel Panario (8-4-0 69,800 kg.). La Pantera ganó todos los rounds, tuvo en el tapiz a su oponente y no logró la victoria expeditiva, quizá, simplemente porque no se lo propuso. El fantasma del último revés, siempre presente en peleas posteriores a un nocaut en contra, pudo haber frenado al pupilo de Alberto Gómez al momento de liquidar el duelo. Suárez volvió a la victoria y, de a poco, va apareciendo el boxeador que siempre fue.
Los jurados decretaron: Guillermo Pérez 60-54,5, Fernando Caruncho 60-54 y Juan Carlos García 60-54.
Los jurados decretaron: Guillermo Pérez 60-54,5, Fernando Caruncho 60-54 y Juan Carlos García 60-54.
Jerez, éxito con sello propio. Si alguien esperaba que el Malevo saliera a terminar con su oponente, que agotara energías en los primeros rounds con objetivo de alzarse con un nocaut, pues estaba equivocado de pelea y de boxeador. Carlos Adán Jerez (33-15-3 70,400 kg.) es un púgil frío, pensante, que calienta motores una vez culminados los dos primeros capítulos y, de a poco, va minando el cuerpo de su oponente. Hace lo justo para ganar y es en parte por este motivo que ostenta unas cuántas derrotas ante rivales de primer nivel. Fue más que Bernardino González (3-25-3 70,600 kg.), lo golpeó en mayor cantidad y claridad. El tucumano radicado en Córdoba espera disputar un título latino en los próximos meses. ¿Rival? Según su entorno, ya estaría todo arreglado -al menos de palabra- con Marcos Vergara.
Fallo: Juan Carlos García 59,5-57, Mauricio García Arese 59-57 y Rodolfo Quiroga 59,5-56,5.
Fallo: Juan Carlos García 59,5-57, Mauricio García Arese 59-57 y Rodolfo Quiroga 59,5-56,5.
Jerez y Vergara, por un cetro latino. Si un rival necesita Marcos Vergara para demostrar su verdadero nivel, ese es Carlos Jerez, un hombre de gran asimilación al castigo, potente y con suma experiencia. Y si un oponente que confirme la valía de Carlos Jerez están buscando, qué mejor que el Príncipe Vergara, fajador, guapo y noqueador. El ahora dirigido por Walter Ibáñez sabido es que puede dormir a cualquiera con el peso de sus puños. Sería un pleito equivalente, de resultado incierto y, además, con un cinto sudcontinental en juego. ¡A sentarse a negociar, muchachos!
Fotos: Andrés Mooney
Fotos: Andrés Mooney
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