Zárate y Peralta se propiciaron los nocauts más duros de sus carreras, y son amigos. Cosas del boxeo... |
Sabe que no le quedan muchas balas en el cartucho. No lo
dice, pero se escucha en cada golpe estrellado sobre el cabezal rival. La primera
gran prueba de fuego se perdió, y por ello la segunda no puede dejarse pasar. El
24 de marzo, Emanuel Peralta peleará con Ángel Aguirre por el título Latino de
la Federación Internacional de Boxeo en categoría superligero, en General
Villegas, haciendo el semifondo de quien acabó con su invicto: Caludio el
Pumita Olmedo.
Dicen que las peleas se ganan en el gimnasio. Que antes de
cualquier combate duro, debió sufrirse primero en sesiones de sparring, en
minutos de golpeo de bolsa, en horas corridas durante la mañana. Peralta,
cuando falta un mes para la pelea, afina el peso (se encuentra en 69 kg.) y
lleva adelante 12 rounds de guantes.
Ese eterno rival, un amigo. Se habían visto las caras dos
veces, cuando el cabezal y la musculosa ponían sus reglas. Un nocaut en el primer
round para cada uno parecía suficiente como para no regalarse sonrisas nunca
más. Sin embargo, Pablo Luifa Zárate y Emanuel Peralta volvieron a entrenarse juntos y a “darnos una mano”. Diez rounds a buen ritmo, sin perdonarse una mano,
aunque tampoco buscando el nocaut fueron trabajados por los cordobeses. Luego, el del Polideportivo Corral de Palos guanteó dos capítulos con un boxeador aficionado para completar las 12 vueltas.
“Estoy muy contento por trabajar con alguien como el Luifa. Esto me hacía falta, gente de nivel para hacer guantes. Es un amigo y estamos para darnos una mano: cuando él tenga una pelea confirmada, voy a ayudarlo también”, expresó Peralta.
“Me sirve de mucho guantear con el Ema. Es un gran boxeador
y tiene una pelea dura cerca, así que quiero colaborar y de paso me
entreno para la pelea que seguramente tendré en marzo o abril”, enfatizó
Zárate.
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