Por A.M.
Hace un tiempo, a fines de los 80 y principios de los 90, había un morochito, de 1,78 m que solía militar en los pesados. Nacido en el Brooklyn, un tal Michael Gerard Tyson acostumbraba a bajar moles. Hombres enormes, a simple vista inderrocables, caían desplomados cuando recibían su medicina en golpes enguantados.
Mike Tyson, el Hombre de Acero, tiene la fórmula para vencer a los Klitschko y la revela: "Meterse debajo del Jab. Mover la cabeza siempre. Meterse y quedarse allí. Y cuando erra, hacerle pagar con devastadores golpes".
Qué práctico y sencillo suena, en palabras de alguien que realmente ejecutaba eso que parece tan simple. Cuánto tiempo pasó, cuánta melancolía puede invadirnos, que hasta creemos que solo uno puede incomodar a los hermanos ucranianos, y es justamente alguien de esa misma época: Evander Holyfield.
Fuente: BoxingScene
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